miércoles, 26 de febrero de 2014

I.-

La gente cada día odia más a sus amigos imaginarios.
Ya no los alimentan.
Les da lo mismo si están sucios, vomitados o enfermos. No los despiertan ni cuando tienen pesadillas.
La gente se está volviendo enemigos de sus propios amigos imaginarios. No los escuchan.
Se están agrupando y armando planes en contra de sus amigos imaginarios, planean como tenderles emboscadas, como humillarlos y hacerlos ver como tontos.
Hace mucho que no pasan tiempo juntos.
Por su parte, los amigos imaginarios se inventan convenciones en donde se conversan del día hasta la noche las posibles causas, soluciones o curas para este paulatino, creciente y amenazante odio.
Recorren el mapa buscando sitios despoblados a donde ir a habitar en caso de que a situación se torne insostenible. Un creciente pánico comienza a apoderarse de sus infinitas mentes.

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