lunes, 17 de diciembre de 2012

A veces extraño el sonido de su voz diciendo esas palabras particulares que me entibian en el alma. Me pregunto por qué dejó de decirlas... o si serán mis oídos los que fallan.
Y así como una herida mal cicatrizada que tarda tanto en regenerar una leve capa de tejido y que de un tirón se rompe y sangra, así se siente a ratos la ausencia de esas palabras.
No es que las necesite para llenar de aire mis pulmones, es que las extraño como se extrañan las vacaciones.
No quiero pensar que ya no retumban entre sus costillas, no quiero pensarlo porque supongo que en el fondo ya lo pienso.
No entiendo cómo todavía, no sé por qué se borraron esas letras de su vocablo.
No entiendo a veces porque las mismas, gritan tanto dentro mío.

A veces extraño el cosquilleo que me producían esas palabras, que de tanto extrañarlas ya las siento ajenas.
Y me alejo y se alejan, aunque no se lleven mi alegría.
Y las empiezo a olvidar... Aunque a veces las recuerde... pero ya no siento su voz diciéndolas, aunque lo escuche a diario llamarme por mi nombre.
Extraño tanto el bien que me hacían
Suenan como una canción borrosa y ensoñada... y pensar que las tuve tantas veces revoloteando en mis orejas y tantas veces estuvieron escurriéndose de tus labios.
Hace tanto no las oigo que siento que no me acompañan. Y sigo sola contigo al lado, repitiéndolas en silencio para no sentirme tonta. Llámame necia, yo te llamo mudo que me niega de esas palabras y su humilde compañía... :c



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