jueves, 6 de marzo de 2014

Cuando sonríes, el mundo tal y como lo conozco se cae a pedazos.
Pertenezco a tus sitios, luminosos y fluorescentes como cuando el sol te da en la espalda; lúgubres y plomizos cuando la felicidad nos esquiva, pertenezco a tu mirada como perteneces a mis letras, empapadas en antiguos impulsos eléctricos.

Me manifiesto libre y poderosa bajo la atenta mirada de tus bosques, encrucijadas que no logro descifrar por completo, que me atraen y me absuelven, me condenan y elevan a un punto en que no hay retorno.

Soy tan tuya que me pierdo en el aroma que desprenden tus poros, levito minúscula en el vaho que disuelve mis pesadillas. 

Duele un poco amarte tanto, porque se me desprende el alma con fuerza, llevando consigo hilachas de mi carne, esporas de mi ectoplasma y esencia; y van a adherirse a tus brazos y a tu pecho firme, en el que encuentro descanso y tibieza tras atravesar todo esa espesa niebla triste, amalgama del azar de mi existencia. 

Para: E.A.A.S